Cómo optimizar la inversión privada en startups de base tecnológica

La inversión privada en startups de base tecnológica. En España existen numerosas ayudas que permiten apalancar fuertemente el capital privado con fondos de organismos públicos.

La inversión privada en startups de base tecnológica.

En España existen numerosas ayudas que permiten apalancar fuertemente el capital privado con fondos de organismos públicos.  Estos fondos se pueden obtener por importes muy razonables que, la mayoría de las veces, permiten desarrollar prototipos, probar los modelos de negocio, y pagar salarios dignos a empleados y emprendedores durante un tiempo prudencial.   Y un modelo de negocio probado suele ser un muy buen argumento para conseguir otras rondas de financiación de fondos privados más generosas, las cuáles a su vez permiten ser nuevamente apalancadas con nuevos fondos públicos.  

Pero, si es tan fácil conseguir el capital inicial, ¿porqué España no está produciendo más empresas tecnológicas exitosas?

Vamos por partes, si bien hay un buena cantidad de capital público disponible, el problema es que para obtenerlo necesitamos previamente contar con capital privado.   Y conseguir capital privado no es cosa tan fácil.  No lo es por varias razones.  La primera es que En España existen numerosas ayudas que permiten apalancar fuertemente el capital privado con fondos de organismos públicos.  Estos fondos se pueden obtener por importes muy razonables que, la mayoría de las veces, permiten desarrollar prototipos, probar los modelos de negocio, y pagar salarios dignos a empleados y emprendedores durante un tiempo prudencial.   Y un modelo de negocio probado suele ser un muy buen argumento para conseguir otras rondas de financiación de fondos privados más generosas, las cuáles a su vez permiten ser nuevamente apalancadas con nuevos fondos públicos.

Pero, si es tan fácil conseguir el capital inicial, ¿porqué España no está produciendo más empresas tecnológicas exitosas?

Vamos por partes, si bien hay un buena cantidad de capital público disponible, el problema es que para obtenerlo necesitamos previamente contar con capital privado.   Y conseguir capital privado no es cosa tan fácil.  No lo es por varias razones.  La primera es que el venture capital en España es un negocio reciente y como tal ha tenido que aprender las reglas del arte… porque aprender se aprende haciendo.  Y como en esto de aprender haciendo, el error es el eje del método, los fondos de capital riesgo han cometido errores.  Y como han cometido errores, les ha sido difícil desinvertir exitosamente y por tanto más aún volver a conseguir nuevos fondos que seguir invirtiendo.  Para peor, el momento en que casi todos debían desinvertir ha coincidido con la crisis económica de 2008, lo cual ha contribuido a empeorar las cosas.  Por consiguiente, en España los fondos de capital riesgo para empresas de base tecnológica con liquidez suficiente como para participar en rondas de € 1.0M o más se pueden contar con los dedos de una sola mano.  Y para cerrar este párrafo y que todo quede claro, sin capital privado no hay capital público.  Porque toda la ordenación sobre la cual está montada la estructura del capital público actual prevé que el rol de este es acompañar al capital privado.  Lo cual yo particularmente creo que es muy acertado.

Ahora bien, para dar los primeros pasos y conseguir las primeras ayudas de capital público, en última instancia podríamos intentar arreglarnos sin necesidad de recurrir a las empresas de capital riesgo.  Eso sí, como sin los fondos de capital riesgo el capital que es posible conseguir no suele ser mucho ni muy generoso – ni en términos de importes ni en materia de valoración – es vital conocer en detalle la normativa completa (es decir la escrita y la no escrita también) de todas las ayudas públicas, de manera tal de conseguir el mayor apalancamiento posible para cada Euro de capital privado.  Y esto, mal que nos pese, en una pequeña ciencia que requiere una buena dosis de tiempo y muchos proyectos perfeccionar.  Ahora si, una vez perfeccionada, el que se sirve de este conocimiento puede ganar mucho terreno.

Hace un tiempo atrás nos vino a ver una empresa de software y nos contó que habían invertido una importantísima cantidad de dinero en el desarrollo de un gran producto.  Y ahora necesitaba ayuda para otra importante cantidad de dinero para comercializar el producto… Mi socio y yo nos miramos con desazón… ya dijimos antes que las empresas de capital riesgo capaces de invertir el tipo de importe que esta empresa necesitaba son pocas, muy pocas.  Pero la desazón no venía tanto de allí, sino de saber que si nos hubieran venido a ver antes de haber decidido dedicar gran parte de la inversión propia al desarrollo del software, hubiéramos podido indicarles que realizaran una pequeña ampliación de capital, la apalancaran con aquel capital público especialmente previsto para ayudar en la fase de I+D, y guardaran el resto de su capital para luego dedicarlo a desarrollar la expansión comercial – etapa en la que – por ordenamiento – es muy poco el capital público que puede asumir algún rol.

En otra oportunidad, tuvimos una reunión con unos emprendedores que tenían previsto invertir en el desarrollo de un Website muy creativo y bastante único a nivel global, y querían saber cómo apalancarse con capital público.  El problema es que ya habían constituido la empresa y los propietarios eran varias sociedades diferentes, alguna incluso interpuesta por alguno de los propios emprendedores.  La cuestión es que todos los emprendedores no alcanzaban a tener el 51% del capital y que alguna de las mencionadas sociedades tenían más del 25% del startup.  Y tal como habían hecho las cosas ya no era posible dar marcha atrás.  Sin saberlo ni quererlo, se autoexcluyeron de una de las ayudas más interesantes para los startups de base tecnológica, la iniciativa Neotec I.

Finalmente, hace pocos días una compañía nos planteaba qué hacer, si solicitar un Plan Avanza o un Préstamo de I+D del CDTI.  Como las cosas en la Administración están cambiando con la misma velocidad vertiginosa con que evolucionan las tecnologías, esta respuesta no es la misma hoy que la que podríamos haber dado hace un año atrás, ni la que posiblemente debamos dar dentro de unos meses.  Pero hoy mismo, a menos que el importe sea muy alto, creemos que es mejor solicitar un PID que un Plan Avanza.  Hay varias razones de peso: 1) El Plan Avanza es incompatible con casi todas las demás ayudas, eso hace que mientras dura el período de análisis no se pueden solicitar – ni siquiera preventivamente – otras ayudas; 2)  Los importes de las subvenciones – debido a los recortes de los presupuestos – rara vez alcanzan la intensidad de años anteriores (en que podía llegar al 45%) y más bien están en el orden de una quinta parte de la ayuda total, lo cual los asimila enormemente al PID; y 3) El proceso de evaluación del Plan Avanza es temporal y cerrado, es decir las evaluaciones se realizan una o dos veces al año, con poco tiempo entre la presentación de las bases y el cierre de presentaciones, y los analistas con que cuenta el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para estos menesteres es tan escaso que no tienen tiempo de profundizar el análisis con entrevistas personalizadas a ninguna compañía, lo cual sumado a la gran cantidad que se presenta a esta ayuda hace que las probabilidades de recibir la misma sean bastante bajas (del orden del 20%).Como se puede apreciar, contar con buena información a la hora de decidir la estructura de capital de un startup, no es un tema menor, todo lo contrario, puede representar la diferencia entre el éxito y el fracaso de la compañía.