Con la segunda convocatoria de Agenda Estratégica de Economía y Sociedad Digital (AEESD), que reemplaza al antiguo Plan Avanza, en periodo de aceptación de solicitudes tras la extensión del plazo y la llegada en Septiembre del segundo deadline del SME Instrument, creemos en Intelectium es buen momento para examinar las características que debe tener un proyecto de Investigación y Desarrollo para conseguir financiación, tanto a nivel europeo como estatal.De inicio, es preciso destacar una diferencia que, por nuestra experiencia, vemos que muchos pasan por alto a la hora de plantear un proyecto de I+D: innovación no sólo significa desarrollar un producto nuevo y con buenas perspectivas de comercialización, sino que implica mejorar el estado de arte de la tecnología gracias al trabajo sostenido de un equipo de alto nivel técnico.En otras palabras, no se trata de plantear soluciones que con tiempo y un equipo competente podamos llevar a cabo. Innovar significa justamente pisar terreno inexplorado, por lo que esto implica afrontar unos retos tecnológicos no superados hasta el momento y que, por lo tanto, existe un riesgo de que no consigamos los objetivos que nos hemos marcado.Como resultado, os planteamos 5 puntos que debemos tener en mente a la hora de plantear un proyecto de I+D exitoso tanto en su ejecución como en su financiación.
1. Ambición realista
Desde Intelectium siempre seleccionamos proyectos que presenten una innovación transversal que transcienda el sector del que nace. Una innovación de nicho en redes sociales puede ser interesante a nivel comercial para la compañía, pero los organismos de financiación pública como los ministerios competentes o el CDTI apostarán antes por un proyecto que sea capaz de cubrir varios ámbitos y potenciar su escalabilidad, como plataformas de Data Mining y análisis que puedan verticalizarse en el futuro o servicios de Cloud Computing que fácilmente puede cubrir tanto la virtualización de datacenters como la ciberseguridad. En cualquier caso, la concreción de las posibilidades es crucial, debido a que proyectos de este tipo pueden caer en un idealismo que se detecta (y se descarta) fácilmente.
2. Innovación desde el conocimiento
Todo proyecto de I+D, independientemente del equipo que lo lleve a cabo, debe estar precedido por una investigación previa que sitúe a la compañía o consorcio en contexto. Debemos conocer el estado del arte para poder mejorarlo. Y, sobre todo, una investigación previa es crucial para concretar qué queremos decir utilizados términos tan genéricos como Big Data, Machine Learning o Inteligencia Artificial. De cara a la financiación, un proyecto fundamentado y bien definido en su scope es garantía de superar el corte de innovación.
3. Equipo de alto nivel
Un proyecto verdaderamente innovador no puede ejecutarlo cualquiera, ya que la innovación se esfuma si puede solventarse con el trabajo de un equipo de juniors dedicados durante seis meses. No se trata sólo de convocar a profesionales con formación destacada, sino encontrar a los expertos de cada ámbito para conformar un equipo sólido en todas las vertientes técnicas del proyecto.
4. Consorcio
Tal como comentábamos la semana pasada, un proyecto en consorcio demuestra solidez, complementariedad y compromiso. Pero además, es esencial como driver de innovación y como prueba de la experiencia técnica de los participantes. Una empresa que se presenta como experta en todas las ramas del Cloud Computing, lo primero que genera es dudas sobre si en realidad será mediocre en cada uno de esos ámbitos.
5. Pensar en la fase 2 del proyecto
La financiación, tanto a nivel estatal como europeo, está siempre planteada como incentivación. No tiene sentido una estrategia de “lotería” en la que se diseña un proyecto para conseguir dinero y ya está. En la ambición que antes comentábamos debe incluirse una perspectiva de futuro, un pivot del mismo proyecto ya conceptualizado que demuestre las posibilidades de un desarrollo tal.En conclusión, lo que debemos tener en mente es que lo esencial es definir un proyecto que se hará sí o sí independientemente de si recibimos o no la ayuda, aunque esto suponga asumir objetivos más moderados. El motivo es que la manera óptima de acceder a financiación de proyectos de I+D es a través de una determinación clara de la compañía en relación a la innovación, entendida siempre como una fuente de crecimiento de la empresa que nos dará la diferenciación y la ventaja a nivel comercial.
Con la segunda convocatoria de Agenda Estratégica de Economía y Sociedad Digital (AEESD), que reemplaza al antiguo Plan Avanza, en periodo de aceptación de solicitudes tras la extensión del plazo y la llegada en Septiembre del segundo deadline del SME Instrument, creemos en Intelectium es buen momento para examinar las características que debe tener un proyecto de Investigación y Desarrollo para conseguir financiación, tanto a nivel europeo como estatal.De inicio, es preciso destacar una diferencia que, por nuestra experiencia, vemos que muchos pasan por alto a la hora de plantear un proyecto de I+D: innovación no sólo significa desarrollar un producto nuevo y con buenas perspectivas de comercialización, sino que implica mejorar el estado de arte de la tecnología gracias al trabajo sostenido de un equipo de alto nivel técnico.En otras palabras, no se trata de plantear soluciones que con tiempo y un equipo competente podamos llevar a cabo. Innovar significa justamente pisar terreno inexplorado, por lo que esto implica afrontar unos retos tecnológicos no superados hasta el momento y que, por lo tanto, existe un riesgo de que no consigamos los objetivos que nos hemos marcado.Como resultado, os planteamos 5 puntos que debemos tener en mente a la hora de plantear un proyecto de I+D exitoso tanto en su ejecución como en su financiación.
1. Ambición realista
Desde Intelectium siempre seleccionamos proyectos que presenten una innovación transversal que transcienda el sector del que nace. Una innovación de nicho en redes sociales puede ser interesante a nivel comercial para la compañía, pero los organismos de financiación pública como los ministerios competentes o el CDTI apostarán antes por un proyecto que sea capaz de cubrir varios ámbitos y potenciar su escalabilidad, como plataformas de Data Mining y análisis que puedan verticalizarse en el futuro o servicios de Cloud Computing que fácilmente puede cubrir tanto la virtualización de datacenters como la ciberseguridad. En cualquier caso, la concreción de las posibilidades es crucial, debido a que proyectos de este tipo pueden caer en un idealismo que se detecta (y se descarta) fácilmente.
2. Innovación desde el conocimiento
Todo proyecto de I+D, independientemente del equipo que lo lleve a cabo, debe estar precedido por una investigación previa que sitúe a la compañía o consorcio en contexto. Debemos conocer el estado del arte para poder mejorarlo. Y, sobre todo, una investigación previa es crucial para concretar qué queremos decir utilizados términos tan genéricos como Big Data, Machine Learning o Inteligencia Artificial. De cara a la financiación, un proyecto fundamentado y bien definido en su scope es garantía de superar el corte de innovación.
3. Equipo de alto nivel
Un proyecto verdaderamente innovador no puede ejecutarlo cualquiera, ya que la innovación se esfuma si puede solventarse con el trabajo de un equipo de juniors dedicados durante seis meses. No se trata sólo de convocar a profesionales con formación destacada, sino encontrar a los expertos de cada ámbito para conformar un equipo sólido en todas las vertientes técnicas del proyecto.
4. Consorcio
Tal como comentábamos la semana pasada, un proyecto en consorcio demuestra solidez, complementariedad y compromiso. Pero además, es esencial como driver de innovación y como prueba de la experiencia técnica de los participantes. Una empresa que se presenta como experta en todas las ramas del Cloud Computing, lo primero que genera es dudas sobre si en realidad será mediocre en cada uno de esos ámbitos.
5. Pensar en la fase 2 del proyecto
La financiación, tanto a nivel estatal como europeo, está siempre planteada como incentivación. No tiene sentido una estrategia de “lotería” en la que se diseña un proyecto para conseguir dinero y ya está. En la ambición que antes comentábamos debe incluirse una perspectiva de futuro, un pivot del mismo proyecto ya conceptualizado que demuestre las posibilidades de un desarrollo tal.En conclusión, lo que debemos tener en mente es que lo esencial es definir un proyecto que se hará sí o sí independientemente de si recibimos o no la ayuda, aunque esto suponga asumir objetivos más moderados. El motivo es que la manera óptima de acceder a financiación de proyectos de I+D es a través de una determinación clara de la compañía en relación a la innovación, entendida siempre como una fuente de crecimiento de la empresa que nos dará la diferenciación y la ventaja a nivel comercial.