Mejorar el impacto de las innovaciones es posiblemente el área de estudio más compleja acerca de la innovación y sin embargo es allí donde probablemente se ha realizado una de las mayores aportaciones al management en los últimos 20 años. Este es el área que eligió Clayton Christensen para focalizar su trabajo de investigación. Los resultados de sus investigaciones están fundamentalmente resumidos en dos libros formidables: “The Innovator’s Dilemma” y “The Innovator’s Solution”.El principio que está detrás de la habilidad de generar innovaciones que sean capaces de producir un gran crecimiento fue descrito por Christensen como “innovación disruptiva”. Las innovaciones disruptivas son aquellas que se basan en tecnologías existentes para desarrollar innovaciones que inicialmente tienen un desempeño por debajo de los productos similares o comparables pero tienen una fuerte ventaja de accesibilidad, ya sea por su bajo precio o porque no hacen falta habilidades ni conocimientos especiales para utilizarlas. Por el hecho de que su desempeño está por debajo de los productos similares o comparables, los clientes iniciales no son los existentes sino otros nuevos. Por este motivo, y porque gracias a ello no supone una amenaza, los competidores existentes tienden a minusvalorar estas innovaciones, dejando que las empresas que las lanzan establezcan una base en el mercado. Y cuando ello sucede, las empresas que han lanzado la innovación comienzan a desarrollar innovación de sostenimiento para perfeccionar el producto… consiguiendo con ello mejorar sus prestaciones de manera tal que comienzan a captar clientes entre los segmentos más bajos de los competidores establecidos. De esta forma, las empresas que lanzaron este tipo de innovaciones consiguieron – una y otra vez – acabar con imperios industriales enteros. De ello hay muchos ejemplos. ¿Quién no recuerda a la RCA que lideraba la fabricación de radios allá por los años 50? Fue barrida del mapa por la radio a transistores de la mano de Sony. Ejemplos actuales son la mismísima televisión, que sufrirá durante los próximos años de la mano de la televisión a través de Internet. O las discográficas, que están sufriendo a través de iTunes, iniciativas como Rockola – la radio a través de Internet – o las redes P2P.Desarrollar y lanzar innovaciones disruptivas, sin embargo, es una tarea compleja y que va a contramano de los valores implantados en la mayoría de las empresas exitosas y todo lo que enseñan las escuelas de negocio más prestigiosas… es el mismo Christensen el que les dice esto a sus alumnos en la mismísima School of Business Administration de Harvard! ¿Qué directivo en su sano juicio aprobaría una inversión en el desarrollo de un producto que se tiene un desempeño por debajo de lo que esperan sus clientes? ¿O qué director financiero aprobaría una inversión en un producto que no tiene base conocida de clientes y por lo tanto no puede valorarse certeramente su retorno? Por ello, la gran mayoría de las innovaciones disruptivas fueron lanzadas por startups… formadas por ingenieros y empleados de las grandes empresas que, desencantados porque su idea no lograba atravesar la muralla corporativa, desertaban en búsqueda del venture capital que se atreviera a financiar la iniciativa.Para poder desarrollar innovaciones disruptivas es necesario, por lo tanto, primero conseguir que las grandes empresas y en particular sus líderes conozcan las teorías detrás de las innovaciones disruptivas. Y luego implementar nuevos procesos y nuevos valores que hagan posible el “corporate venturing”.