Durante los últimos 10 años, según los datos de la OECD, la productividad del trabajo en España ha crecido un promedio de 0,64% cada año. El único país desarrollado con un nivel más bajo de crecimiento de la productividad ha sido Italia con un 0,30%.España invirtió 1.2% del PIB en I+D en 2006, significativamente por debajo de los promedios de la UE27 (1.76%) y los países de la OECD (2.26%). Sin embargo, esto representa un aumento importante respecto a los niveles de mediados de los años ’90. Tanto en el crecimiento de la demanda de empleos el ámbito de la investigación y desarrollo así como en el ratio de subsidios en relación a la inversión privada, España lidera las estadísticas. Pero para dar el salto cuantitativo que el país necesita para subir significativamente la productividad del trabajo son necesarias dos cosas:
- Transformar el I+D en innovación.
- Conseguir el acceso de la mayor cantidad de empresas posible al I+D.
En el artículo anterior hablamos sobre el primer problema así que en el presente nos referiremos a cómo multiplicar exponencialmente el acceso de las empresas al I+D.Por empezar, no es estrictamente necesario que las empresas desarrollen internamente capacidades sofisticadas y específicas de investigación científica. De hecho, la gran mayoría de las empresas pequeñas que constituyen la mayor parte de la economía local no pueden darse este lujo. Ni siquiera Procter & Gamble, una multinacional con vastos recursos, puede darse el lujo de inventar internamente todas las innovaciones que necesitan producir cada año... Cuando la empresa se dio cuenta de esta realidad, allá por el año 2000, decidió “conectarse” al mundo a través de diferentes “redes”. Para ello tuvo que librar una importante batalla cultural ya que los empleados estaban imbuidos de una fuerte cultura que rechazaba todo aquello “no inventado por la compañía”. Estas redes le han permitido a P&G dar un salto cuantitativo notable en su capacidad innovadora. Las innovaciones no inventadas en P&G ya representan más del 35% del total.
Las redes tienen la particularidad de poner en contacto a P&G con una vasta cantidad de diferentes personas, especialistas en diferentes campos, que trabajan en entornos completamente diferentes al de P&G, que provienen de diferentes países del mundo, de diferentes culturas, etc. En síntesis, le permiten a la compañía acceder a un extraordinariamente diverso pool de talento, que multiplica las posibilidades de combinar ideas provenientes de dominios diferentes… una de las mayores fuentes de ideas innovadoras.
P&G tiene varios tipos de redes diferentes. Por empezar, la compañía las divide entre redes propietarias y redes abiertas. Entre las propietarias, existen la “red de emprendedores tecnológicos”, compuesta por 70 personas senior de P&G que lideran el desarrollo de listas de necesidades y escriben los briefs tecnológicos que describen los problemas que se requieren resolver y que luego se pasan a las redes solicitando su ayuda. Otra red propietaria está constituida por los 15 proveedores top. Esta red le da a la compañía acceso a un staff combinado de 50.000 investigadores!
Entre las redes abiertas, las principales son NineSigma, que fue creada con ayuda de P&G y que reúne a empresas que necesitan resolver problemas tecnológicos con un conjunto de compañías, universidades, consultores y laboratorios gubernamentales y privados. Cualquier revolvedor de problemas puede enviar una propuesta a cualquier problema propuesto por una empresa de la red. Otra red es InnoCentive, en este caso desarrollada por iniciativa de Eli Lilly, y centrada en la resolución de problemas científicos muy precisamente definidos y específicos. YourEncore conecta a las compañías con una red de 800 científicos retirados de muy alto perfil, que pueden ser contratados para asignaciones específicas. Yet2.com es una empresa creada en 2001, en la que P&G participa como inversor, que actúa como broker de tecnologías. Cuando una compañía interesada en licenciar su tecnología despierta el interés de otra empresa, ambas negocian directamente hasta alcanzar un acuerdo.
El poder acceder a este tipo de redes permite reducir enormemente los costes de I+D y multiplicar exponencialmente las posibilidades de dar con respuestas correctas e ideas novedosas en una fracción del tiempo que llevaría hacerlo recurriendo exclusivamente a capacidades internas.
Por consiguiente, una de las políticas claves que deberían implementar los gobiernos es la de fomentar la creación y posterior difusión de redes tecnológicas como las descritas más arriba. Estas redes generan un enorme efecto positivo al democratizar la investigación y ponerla al alcance de una multiplicidad de pequeñas empresas, reduciendo las barreras de coste e inversión.