Una spin-off es una empresa que se crea en el seno de una compañía mayor, pero que comienza a tener vida propia y a trabajar de modo independiente, aunque en operaciones siga colaborando con la empresa matriz.Las spin-off pueden ser de naturaleza puramente empresarial (si ha nacido de otra empresa), o académica (si ha nacido de grupos de investigación científica y tecnológica en universidades, fundaciones u otros centros). Estas últimas son consideradas empresas basadas en el conocimiento (EBC), ya que se enfocan en mejorar productos y servicios con los hallazgos de la ciencia, siempre con un afán de innovación, y en muchos casos de servicio a otras empresas. Su fuerza está en la investigación aplicada, y los avances que suelen aportar son valiosos: crean puestos de trabajo cualificados, y generan un alto valor añadido en productos y servicios (muchas veces, introduciendo mejoras especialmente disrruptivas).¿Por qué se crean estas empresas? Los motivos, como señala El Blog Salmón en este post, son variados: Evitar la fuga de talento de la plantilla de la empresa matriz mediante estos nuevos proyectos, mejorar los productos y servicios (y su gestión), abrir nuevos nichos de negocio, captar fondos para desarrollar una unidad de negocio sin que esto suponga la entrada en la matriz, o incluso razones tan rotundas como asegurar la supervivencia de la empresa, por dificultades económicas, o porque la cultura y los procesos existentes en la organización matriz pueden ser contrarios a las necesidades de desarrollo de lo que sería una nueva unidad de negocio dentro de la compañía existente.Y el caso es que estas segundas empresas suelen sobrevivir. La Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) reveló hace unos meses que de las 604 spin-off creadas en los últimos cinco años perviven 536 (un 87%). Las áreas más intensivas en creación de spin off son la informática (54%), el sector de I+D (20%), la química (17%) y la biotecnología (9%).Volviendo a las spin-off académicas, podemos destacar el trabajo de universidades como las de Oviedo, Barcelona (con instituciones como Fundación Bosch i Gimpera y colaboraciones con RedEmprendia), o Valencia, muchas de las cuales compiten en premios como la Competición Opinno Biotech, el Premio Cinco Días a la Innovación Empresarial, o el que otorga madri+d, por citar solo algunos.Desde Intelectium hemos participado en un caso de éxito interesante. Hace más de un año, trabajamosa con Starlab en el desarrollo de su plan estratégico, fruto del cual se creó Neuroelectrics, como spin-off de la primera. Aún no se ha cumplido un año de su lanzamiento, y Neuroelectrics ya es un referente global en el desarrollo y comercialización de sistemas de sensores electrofisiológicos inalámbricos para la monitorización de señales electroencefalográficas, así como en sistemas de neuroestimulación, ténicas muy avanzadas en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, dolores y depresiones.En este caso, la decisión de lanzar un spin-off fue una recomendación de Intelectium, ya que concluimos que el desarrollo y comercialización de los productos que ahora vende Neuroelectrics requería de procesos de negocio y culturas de trabajo diferentes a las imperantes en Starlab, una empresa más orientada a la investigación. La existencia de Neuroelectrics como entidad separada de Starlab implica la existencia de una misión clara, recursos propios, procesos de negocio conformes a los objetivos y la dinámica de la empresa. Encontrar esta cultura propia para las nuevas compañías es uno de los principales los factores que la van a llevar al éxito.
