Aumentar la cantidad de innovaciones que una empresa es capaz de producir no sirve de nada si luego de un tiempo esas innovaciones fracasan y no se convierten en éxitos comerciales. La manera de innovar con éxito es asegurar que innovamos sobre cosas que son relevantes para la gente (no solamente los clientes existentes). Esto, que es del más puro sentido común, sin embargo, rara vez se aplica correctamente en las empresas.¿Porqué esto es así? Las personas venimos “equipadas” con “creencias”… Estas creencias son como lentes de colores, que filtran las imágenes y no nos dejan ver toda la realidad tal cual es. Por ejemplo, si miramos un paisaje a través de una lente de color verde, apenas seremos capaces de ver las hojas de los árboles y, por lo tanto, podemos llegar a pensar que no existen… sólo por el hecho de que no somos capaces de verlas. La vida en general se nos aparece así: continuamente la miramos a través de diferentes lentes (que nos han sido “entregados” generalmente en nuestra infancia) y que nos hacen ver el mundo no como es sino como “pensamos” que es. Esto nos lleva continuamente a errores. Errores involuntarios pero errores al fin. Errores que nos llevan a no aplicar necesariamente el sentido común a todo lo que hacemos.Para innovar sobre lo que verdaderamente es relevante para la gente (y no lo que “pensamos” que es relevante), habremos de lograr abstraernos de nuestras creencias y focalizarnos en lo que de verdad es relevante para la gente. Para ello existe una técnica sencilla que se basa en dos pilares:
- El concepto de “trabajo a realizar”.
- La investigación sistemática del “trabajo a realizar”.
Decimos que la gente, en general, tiene “trabajos a realizar” para los cuáles “alquila” productos o servicios que le ayudan a realizar dichos trabajos en forma más sencilla. Innovar sobre trabajos que la gente no tiene necesidad de realizar es el primero de los grandes errores en la innovación. Esta es la principal razón por la que innumerable cantidad de innovaciones tecnológicas fracasan. Sencillamente no existe suficiente cantidad de gente que tenga “trabajos a realizar” para los que han sido diseñados esos nuevos productos. Por el contrario, los productos que han nacido para “facilitar” “trabajos a realizar” que sí existían y que mucha gente tenía necesidad de realizarlos, han disfrutado de grandes y duraderos éxitos. Ejemplo de ello son:
- El dentífrico Crest: Prevenir las caries.
- Federal Express: Enviar algo entre dos puntos de la manera más rápida y segura posible.
- eBay: Subastar un producto.
- Kodak Fun Saver: Sacar fotos aún cuando nos hayamos olvidado la cámara de fotos.
Sin embargo, una vez encontrado el “trabajo a realizar” que mucha gente necesita realizar, hay que ser capaz de encontrar en qué parte del proceso completo que implica realizar dicho trabajo es necesario y posible innovar para conseguir un gran éxito. Existe una técnica sencilla para realizar esto que consiste en “segmentar” el “trabajo a realizar” e individualizar el “resultado” de la parte del proceso donde se dan dos condiciones simultáneas: en primer lugar es donde resulta más importante obtener un buen resultado y en segundo término es donde la gente está más insatisfecha.Siguiendo estas dos simples recomendaciones las empresas pueden aumentar significativamente el ratio entre la cantidad de innovaciones que producen y aquellas que se convierten en grandes éxitos.